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Primer intento de construir la identidad nacional

 

    Desde el año 1820, luego de rechazar la constitución de 1819 elaborada por el mismo Congreso que declaró la Independencia el 9 de julio de 1816, el país se convirtió en una confederación de provincias autónomas sin un gobierno central. Durante este periodos la figura de Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires durante dos largos periodos (desde 1829 a 1832  de 1835 a 1852) cobró gran importancia. Si bien los caudillos de  cada provincia organizaron  institucionalmente sus territorios, fue el gobernador de Buenos Aires quien tuvo a su cargo la representación de la confederación frente a los demás paìses del mundo.

      Justo José de Urquiza era gobernador de Entre Ríos, una provincia productora de ganado como Buenos Aires que se veía seriamente perjudicada por la política de Rosas, que no permitía la libre navegación de los ríos y frenaba el comercio y el desarrollo provinciales. En 1851, Urquiza se pronunció contra Rosas y formó, con ayuda brasileña, el Ejercito Grande con el que derrotó definitivamente a Rosas en Caseros el 3 de febrero de 1852. Urquiza convocó a un Congreso Constituyente en Santa Fe que en mayo de 1853 sancionó la Constitución Nacional.

Pero en Buenos Aires, Bartolomé Mitre y Adolfo Alsina líderes políticos de la provincia, consideraron que Urquiza se convertiría en un nuevo “Rosas” y dieron un golpe de estado, conocido como la "Revolución del 11 de Septiembre de 1852" y sancionaron una ley desconociendo al Congreso General Constituyente. A partir de entonces, el país quedó años dividido en dos: el Estado de Buenos Aires y la Confederación (el resto de las provincias con capital en Paraná).

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UNA NACIÓN DIVIDIDA

La Confederación

      Correspondió al Congreso General Constituyente la fiscalización de las primeras elecciones presidenciales que nombraron a Justo José de Urquiza como presidente y Salvador María del Carril como vice. Las nuevas autoridades prestaron juramento en marzo de 1854 y debieron trasladarse a Paraná.

       El nuevo presidente debía afrontar una difícil tarea. Debía dotar a la Confederación de una estructura institucional adecuada a la nueva Constitución, es decir unificar  a un país que durante muchos años estuvo dividido por guerras civiles. Además se necesitaba promover el desarrollo económico, integrar las economía locales y estimular el comercio nacional e internacional, pero la confederación no tenía los recursos económicos para hacer frente a estas necesidades. La falta de disponibilidad económica hizo que no se realicen obras públicas, tales como caminos, puertos, vías ferroviarias, etc., no se paguen en término los sueldos del estado, creció la deuda pública.

 

El estado de Buenos Aires

 

       A partir de la revolución del 11 de septiembre de 1852, Buenos Aires inicia un proceso de organización. El 12 de Abril de 1853 dicta su propia constitución y Pastor Obligado es elegido primer gobernador constitucional. Vivió una etapa muy próspera económicamente, desarrollando la actividad ganadera y agrícola, y pasó a ser el centro comercial, cultural y financiero del país. En 1853 había 2000 negocios y 700 talleres. Triplicó en comercio exterior, en pocos años, exportando cuero, lanas y sebo. Además contaba con los ingresos impositivos del puerto que le permitió iniciar un proceso de modernización inaugurándose los primeros 10 km. de vías férreas, desde el Teatro Colón hasta Floresta (Se utilizaba una máquina usada llamada La Porteña, que había sido utilizada en la Guerra de Crimea.), se colocó alumbrado público a gas  en todas las calles, se instalaron línea telegráficas, mejoras en el transporte pasajero y apertura de escuelas rurales y urbanas entre otras mejoras que le otorgaron el mote de la París de América del Sur.

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