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Batalla de Vilcapugio

Librada en 1 de octubre 1813 durante la segunda campaña del Alto Perú fuerzas al mando del general Manuel Belgrano, fueron derrotadas por el ejército realista dirigido por Joaquín de la Pezuela.

La campaña se reinició por los triunfos y la insistencia del gobierno en Buenos Aires después de las victorias del Ejército del Norte durante las batallas de Tucumán y Salta. A pesar de estar enfermo de paludismo y tener que mandar una compañía de nuevos reclutas con artillería insuficiente, Belgrano aceptó el puesto de mando. Contando con el apoyo del coronel Baltasar Cárdenas y los 2.000 nativos mal organizados bajo su mando de la provincia de Oruro, y el coronel Cornelio Zelaya con las fuerzas de Cochabamba. Los cuales tenían órdenes de aumentar las poblaciones indígenas contra las autoridades españolas. Estando al tanto que el ejército realista no tenía mulas suficientes para mover sus provisiones y artillería, Belgrano tenía previsto utilizar un movimiento clásico de pinza para atacar por el frente, con la seguridad de que el general Pezuela no se atrevería a jugarse en una batalla el destino de la campaña.

La mayor parte del ejército de Belgrano a finales de septiembre de 1813, llegó a la llanura de Vilcapugio, la cual se caracterizaba por ser era una meseta rodeada por altas montañas varios kilómetros al norte de Potosí. Las tropas realistas se asentaron más al oeste en el Condo-Condo bajo las órdenes de Pezuela y el Mayor Saturnino Castro, logrando este tomar por sorpresa y totalmente derrotar a las tropas nativas de Cárdenas en Ancacato, 23 km al norte de la sede de Belgrano. Tras la victoria Castro le ocupo varios documentos a Cárdenas, en los cuales se encontraban instrucciones de Belgrano, cortando la comunicación con él. Con estos documentos Pezuela fue capaz de interrumpir los planes de Belgrano y comenzó su avance en las montañas el 1 de octubre, mucho antes que la caballería de Zelaya de Cochabamba la cual debía unirse al ejército republicano en Vilcapugio.

 

Este enfrentamiento tomó por sorpresa a las tropas argentinas. Aun así, las secciones de soldados veteranas del Ejército del norte contuvieron e hicieron retroceder el ala izquierda y centro realista, hasta el punto que el mismo Pezuela reconocería en sus partes al Virrey de Lima que daba por perdida la batalla, pero su propia ala derecha se mantenía en el campo de acción, y derrotaba a la sección izquierda argentina. Si el ejército del norte hubiera continuado la persecución de las rotas tropas españolas, o atacado la sección de este que se encontraba en el campo de batalla, la victoria era segura. Pero la llegada de la caballería realista al mando de Saturnino Castro hizo pánico entre los rebeldes, causando que se dispersaran.

El ejército realista se reorganizó y se apropió de toda la artillería, bombardeando constantemente a los soldados que se mantenían en el campo de batalla. Hacia las dos de la tarde, comienzan a reunirse en el campo los hombres que habían salido en desbandada. Con la cautela que caracterizó su campaña, Belgrano decide que no puede proseguir el combate, sino salvar a su tropa de una destrucción completa, por lo cual decide retirarse a Cochabamba, en tanto que instruye a Díaz Vélez para que se dirija a Potosí, procurando además tratar de reunir a los hombres que habían huido en aquella dirección.

FUENTE http://www.ecured.cu/Batalla_de_Vilcapugio

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